FUEGO QUE LLEVO DENTRO


Estaba en la mierda (literal y emocional), que una noche dormí abrazado a una mochila porque era lo único que me quedaba.
La usé de almohada, excusa y escudo para no decir que esa noche no tenía dónde dormir. Y así dormí con la dignidad hecha trizas, pero todavía con las ganas de no rendirme.
Estaba perdido, me pesaba la soledad y querer estar con alguien que no estaba.
Mis ingresos se habían ido al carajo. No podía pagar ni la renta.
He estado ahí. Donde nada funciona.
Y lo peor: todo lo que antes me salvaba… ahora solo estorbaba.
Ahí fue cuando apareció mi amigo.
Un abuelo con cara de abuelo, que me invitó a vivir en la selva, en su centro holístico de retiros y ceremonias de plantas energéticas.
Lo pensé mucho.
Tanto que me tomó varios meses aceptar la invitación.
Y finalmente fui a vivir en ese lugar casi un año.
Cuando salí de ahí, me sentía más perdido todavía, pero perdido perdido.
No tenía dirección.
Nada sentido tenía.
Me faltaba fuego, silencio, movimiento…
Una vida más vivida que explicada.
Ese fuego que llevo dentro, no nació en un retiro ni en una libreta de apuntes.
Nació después después de haberme roto.
De muchísimas noches sin dormir.
De relaciones que me enseñaron a amar… y a sostenerme solo. De explorar a profundidad.
De ceremonias con fuego, de visiones en la selva,
de bailar en la madrugada sin saber si me estaba encontrando o despidiendo.
En la selva… una noche estaba cuidando el fuego de la ceremonia, y ya en estados alterados de consciencia, me sentía tan mal que apenas podía levantarme y sostenerme con las manos, pero tenía que alimentar el fuego, me dolía la garganta porque había vomitado mucho, pero me ardía más saber que, aún ahí, seguía intentando controlar la experiencia. Agarré una leña, y parecía un esclavo, arrastrándome por el suelo y llevando un palo con dolor.
A veces perderlo todo es la única forma de encontrarte sin mentiras.
Si este libro arde, es porque lo escribí con todo lo que me quemó por dentro.
Escribí cuando el silencio ya me estaba matando.
Cuando mirar hacia adentro dolía, pero seguir callando, desgarraba.
Cuando entendí que si no contaba esta historia, me iba a seguir persiguiendo.
Entonces No esperes fórmulas. Ni mantras. Ni mierdas dulces.
Hay verdad.
Cruda, luminosa e incómoda.
Pero viva.
Latente.
Listísima para abrirte en dos si se lo permites.
Este libro es para ti si estás justo ahí:
donde ya no puedes contarte la misma historia una vez más.
Si lo has intentado todo:
terapias, viajes, rituales, relaciones… y aún hay algo en ti que llama, que empuja, que pide espacio.
Es para ti si has amado hasta quebrarte.
Si la has cagado más de una vez.
Si estás en pleno proceso de reconstrucción y no te interesa hacerlo perfecto, sino real.
Este no es un libro para mejorarte. Es una conversación sin máscaras.
Un espacio seguro.
No vine a calmarte. Vine a prenderle fuego a todo lo que ya no eres.
Si este libro duele, es porque toca justo donde te estás reconstruyendo.
🔥 Y sí, te lo digo claro:
El libro cuesta $222 pesos mexicanos.
Lo que cuesta una cena que olvidarás mañana.
Pero esto, si lo lees con el corazón abierto, puede marcar un antes y un después.
No lo hice para adornar una estantería.
Lo hice para que lo leas.
Para que te toque.
Para que algo dentro de ti se sacuda.